Sirenas de Agua Sucia

A mi me hechizó mi madre.

nuestro destino fatal, innato por la condición de mujeres. Tu rapto siempre ha estado escrito el veneno corre por nuestros cuerpos impuros y nuestro canto te seduce a probarnos.

peces, arpias y reptiles. sexualidad maléfica y ganas de comernos el sexo de nuestros amantes, de devorarnos entre amigas a besos, por la ternura pero también por la pasión.

Nadie ama como las maldecidas, nadie ama como las impuras, nadie ama como las que beben el agua puerca de las coladeras llenas de fluidos de deseo de todo laque creíste que tiraste, pero que en realidad bebí y ahora quieres besarme.

ambroise paré (1510-1590) afirmaba que el diablo, la mujer y el monstruo no existirían los unos sin los otros. Montserrat Morán evoca la impureza, el palpitante sexo y la dulzura latente, para mostrar lo que hay en nuestras cuevas. Cuidado amistad, pétalos de claveles y merengues llenos de dulzura y suavidad ¿Por qué nos hemos convertido en las ultrajadas? ¿Quién nos puso ahí? Esta serie de fotografías retrata nuestra cueva monstruosa acolchonada y rosa. En la que nosotras las mujeres nos refugiamos del horror de lo real. Las mostruosas cuevas no son lugares oscuros ni inseguros para las mujeres, de hecho se han convertido en formas de resistencia y de acercamiento, son nuestro hogar y en ellas descansamos rodeadas de plumas suaves que acarician nuestra pierna y en ellas están nuestras amigas abrazándonos y preparándonos la cena.

Testo por Andresa la Princesa